kaizen con Jaime Rodríguez de Santiago podcast

#193 Modelos mentales 21 - Estrategia: militares ocultistas, mantas que no tapan y un ruso que salvó el mundo

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(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/193-modelos-mentales-21-estrategia-militares-ocultistas-mantas-que-no-tapan-y-un-ruso-que-salvo-el-mundo/)

Agosto de 1916. Cientos de miles de soldados sufren las penurias de la guerra en los más de 800 km de trincheras que se han dispuesto a lo largo de Francia y Bélgica, desde las montañas hasta el mar. Las alambradas y las ametralladoras hacen imposible que nadie avance. La caballería, considerada hasta hacía poco, la fuerza militar más desequilibrante había acabado siendo completamente inútil. Sin embargo, a pocos cientos de kilómetros detrás de las trincheras, civiles y militares franceses y británicos se reunieron para ver la demostración de un invento increíble. 

Era una mañana calurosa, con el cielo despejado. En la distancia, empezaron a oír el ruido de un motor mecánico, el sonido de piezas metálicas girando y clavándose en el suelo, como si de enormes orugas se tratara y vieron acercarse lentamente una máquina de 28 toneladas de metal. Estaban frente al primer tanque de la historia.

Aquellas primeras máquinas eran torpes y poco fiables, pero podrían haber sido perfectamente la solución a aquellas interminables trincheras. Durante la Primera Guerra Mundial, sin embargo, apenas llegaron a usarse. Unos pocos convencidos de su utilidad trataron de persuadir a la cúpula militar de la necesidad de cambiar por completo la estructura del ejército y aprovechar esa nueva tecnología. 

Un tipo extremadamente inteligente pero al parecer muy peculiar, amante entre otras cosas del ocultismo, el General J.F.C Fuller, llegó incluso a diseñar una estrategia completa con la que sorprender a los alemanes y destruir sus centros neurálgicos en unas pocas horas, con los tanques atravesando sus trincheras sin detenerse. Sin embargo, la guerra terminó antes de que ese plan se pusiera en marcha. Pasaron los años, Alemania se rehizo y acabó bajo el mando de Hitler. Y al estallar la guerra conquistó media Europa a una velocidad de vértigo, usando tanques, con una idea muy similar a la Fuller: la Blitzkrieg o guerra relámpago.

Pero lo curioso no es eso. Lo curioso es que mientras crecían los rumores de que Alemania estaba reconstruyendo su ejército en secreto, ¿sabes a qué se dedicó el ejército británico durante todos esos años? Pues, para empezar, a prohibir los libros de Fuller. Sus ideas eran consideradas radicales y él, poco menos que insoportable. Que tratara a todo el mundo como si fuera imbécil, seguramente no ayudó.

Lo otro que hizo el ejército fue volver a las buenas costumbres. Se dedicaron a pulir sus cascos, encerar sus botas y cuidar de sus caballos. Y cuando tuvieron que responder a la amenaza de la militarización nazi, multiplicaron por 10 el gasto en heno y otros alimentos para caballos. A los oficiales de caballería les dieron un segundo caballo. A los oficiales de tanques, les dieron otro caballo más. Maravilloso.

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