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“No era ansiedad, era hipoglucemia”
Hoy os traigo un caso sencillo pero que me impactó profundamente por lo rápido que se resolvió y el gran cambio que supuso en la vida de esta paciente.
🔹 Presentación del caso: Una mujer de 34 años acude a consulta visiblemente frustrada y algo desesperada. Me cuenta que desde hace meses sufre episodios de “ansiedad” a media mañana y por la tarde. Lo describe como ataques en los que le tiembla el cuerpo, suda frío, le cambia el humor radicalmente y se siente mareada y confusa. Su médico de cabecera la había derivado al psicólogo, convencido de que estaba sufriendo ataques de ansiedad o incluso crisis de pánico. Pero ella no lo veía claro. Sentía que no era algo emocional, que su cuerpo le pedía algo más. Por eso decidió venir a consulta buscando una mirada diferente.
🔹 Abordaje en consulta: Al revisar su historia clínica no había antecedentes de ansiedad ni otros trastornos psicológicos. Su estilo de vida era exigente: trabajaba muchas horas frente al ordenador, tenía poco tiempo para sí misma y solía priorizar la productividad por encima del autocuidado. El primer indicio clave vino con el recordatorio de 24 horas. Su desayuno consistía en un café con leche… y nada más. A veces añadía una galleta o un par de frutos secos, pero nada consistente. Luego no comía hasta las 14h. Por la tarde, repetía el patrón: café solo y nada sólido hasta la cena, que solía ser una comida copiosa para compensar el día. En resumen: largos periodos en ayuno, ausencia de ingestas completas, mucha cafeína, pocas proteínas y apenas fibra. Le pregunté si esos episodios coincidían con esas franjas horarias de ayuno, y la respuesta fue un rotundo “sí”. Le expliqué que lo que probablemente estaba experimentando eran episodios de hipoglucemia reactiva, una bajada de azúcar en sangre provocada por ayunos prolongados o comidas mal estructuradas, especialmente en personas sensibles a los cambios glucémicos. No era ansiedad: era hambre mal gestionada.
🔹 Cambios y tratamiento: No hicimos grandes cambios. Solo reorganizamos sus comidas.
🔹 Conclusión: Este caso nos recuerda que no siempre se trata de ansiedad. Que a veces, lo que interpretamos como un problema emocional puede tener un origen físico, nutricional o metabólico. Y que la alimentación es una herramienta potentísima de regulación y prevención. Por eso, si te estás sintiendo mal a ciertas horas del día, con síntomas como irritabilidad, mareos o fatiga intensa, revisa tus hábitos alimentarios. A lo mejor no necesitas terapia… sino un buen desayuno.
Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/comiendo-con-maria-nutricion--2497272/support.
Hoy os traigo un caso sencillo pero que me impactó profundamente por lo rápido que se resolvió y el gran cambio que supuso en la vida de esta paciente.
🔹 Presentación del caso: Una mujer de 34 años acude a consulta visiblemente frustrada y algo desesperada. Me cuenta que desde hace meses sufre episodios de “ansiedad” a media mañana y por la tarde. Lo describe como ataques en los que le tiembla el cuerpo, suda frío, le cambia el humor radicalmente y se siente mareada y confusa. Su médico de cabecera la había derivado al psicólogo, convencido de que estaba sufriendo ataques de ansiedad o incluso crisis de pánico. Pero ella no lo veía claro. Sentía que no era algo emocional, que su cuerpo le pedía algo más. Por eso decidió venir a consulta buscando una mirada diferente.
🔹 Abordaje en consulta: Al revisar su historia clínica no había antecedentes de ansiedad ni otros trastornos psicológicos. Su estilo de vida era exigente: trabajaba muchas horas frente al ordenador, tenía poco tiempo para sí misma y solía priorizar la productividad por encima del autocuidado. El primer indicio clave vino con el recordatorio de 24 horas. Su desayuno consistía en un café con leche… y nada más. A veces añadía una galleta o un par de frutos secos, pero nada consistente. Luego no comía hasta las 14h. Por la tarde, repetía el patrón: café solo y nada sólido hasta la cena, que solía ser una comida copiosa para compensar el día. En resumen: largos periodos en ayuno, ausencia de ingestas completas, mucha cafeína, pocas proteínas y apenas fibra. Le pregunté si esos episodios coincidían con esas franjas horarias de ayuno, y la respuesta fue un rotundo “sí”. Le expliqué que lo que probablemente estaba experimentando eran episodios de hipoglucemia reactiva, una bajada de azúcar en sangre provocada por ayunos prolongados o comidas mal estructuradas, especialmente en personas sensibles a los cambios glucémicos. No era ansiedad: era hambre mal gestionada.
🔹 Cambios y tratamiento: No hicimos grandes cambios. Solo reorganizamos sus comidas.
- Empezó a desayunar de forma equilibrada: hidratos complejos, algo de proteína y grasa saludable.
- Añadimos un snack a media mañana (una pieza de fruta con un puñado de frutos secos).
- A media tarde, lo mismo: un yogur natural con avena o una tostada con aguacate.
- Redujimos el exceso de café y aumentamos el agua.
- Y sobre todo, aprendió a escuchar a su cuerpo y a no “posponer” la comida por productividad.
🔹 Conclusión: Este caso nos recuerda que no siempre se trata de ansiedad. Que a veces, lo que interpretamos como un problema emocional puede tener un origen físico, nutricional o metabólico. Y que la alimentación es una herramienta potentísima de regulación y prevención. Por eso, si te estás sintiendo mal a ciertas horas del día, con síntomas como irritabilidad, mareos o fatiga intensa, revisa tus hábitos alimentarios. A lo mejor no necesitas terapia… sino un buen desayuno.
Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/comiendo-con-maria-nutricion--2497272/support.
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