Stock Aitken y Waterman | Never gonna give us up

Mark Ellis fue uno de los cimientos del sonido industrial, del techno rock, de lo que sería el house y del rock alternativo de los noventa. Pero antes nos dejó Oh L’amour.

Prince los inventó, y ellos terminaron inventando el sonido que hoy domina el mundo. En el medio, todos, desde la familia Jackson as los precursores del techno pop.

Ser un músico de sesión es impredecible: un día estás haciendo hits con Madonna, al otro te llaman para tocar con Pink Floyd. En ninguno de los dos casos desentonás.

La factoría del pop tatcherista tuvo tres años de dominio mundial. Solo nos quedaron Kylie y el Rickrolling para recordarlos.

De la gelidez y la vanguardia del pop europeo a la realeza del rock de Los Angeles, el camino de nuestro héroe tomó un cambio de rumbo inesperado.

En uno de los debates de "fue él o fue el artista" más duros de este podcast, el sonido de una canción dispara una carrera. También: tiene más posibilidades de que los produzcan si son un dúo de sexualidad dudosa.

De ser una de las bases del sonido de reggae de los ochenta a un refinado maestro del estudio de grabación llevando clase y detallismo al pop

Alguien los definió como “mirando al futuro en lugar de al pasado” y por unos pocos años así fue, hasta que otras distracciones los sacaron del camino.

Productores hubo siempre. Productores superestrellas que opacaran hasta los mismísimos artistas a los cuales producían, sólo hubo uno (o por lo menos, un solo pionero). Frankie says: Trevor.

Lo más parecido que el pop tiene al arte, uniendo los setenta con los noventa y más allá